Días atrás una tormenta de futbol se desplegó por un field porteño, justamente el comandante de ese ataque certero resultó ser un ídolo importado (como tantos que suelen ser adquiridos por la parcialidad inglesa), que como otros luego de hacerle idolatrar mancillaron su ya aturdida casaca.
Invadido por la impotencia uno de nuestros vecinos que había viajado al arrabal barrio porteño, luego de haber adquirido un sueño de campeonato, luego de creer que sus ojos se llenaban de futbol ingles, cayó en la cuenta que como todo lo que le venden en ese parque de diversiones municipal, está echo de barro.
enloqueció, diego, prometió no jugársela más y que secretamente rompería su carnet, este editor zaza te pide que no abandones tu corazón, que te enfríes y disfrutes del futbol de cadaques...
PD. siempre hay devoluciones .... no te preocupes... papá vuelve.!
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